La llegada de la primavera es una explosión para todos nuestros sentidos, cambio de luz, colores, olores, sabores y cambios meteorológicos bruscos.
Cambios pasajeros en el estado de ánimo: tristeza y/o ansiedad, cansancio y fatiga. Esto es algo normal y se conoce como Astenia Primaveral, siempre y cuando el malestar psicológico no persista más de 10 días.
Cambios duraderos en el estado de ánimo: tristeza, ganas de llorar, sentimientos y pensamientos negativos recurrentes, sensación de no poder con el día a día, aislamiento… Si esto sucede durante más de 10 días consecutivos estamos hablando de Depresión. En este caso habría que consultar con un especialista para su evaluación y tratamiento. Podría ser un Trastorno Afectivo Estacional si ocurre en otoño y/o primavera solamente o otro tipo de trastorno del estado de ánimo.
A pesar que no hay estudios que corroboren totalmente estas hipótesis, lo que si sabemos es que:
• Aumentan las horas solares y la luz llega a nuestra glándula pineal, en el cerebro, que es quien regula los ritmos circadianos como sueño-vigilia e influye en la estabilización del estado anímico. Por este motivo nuestro cerebro ha de hacer un gran esfuerzo, a marchas forzadas para adaptarse a todos estos cambios repentinos y variables, por lo que nuestro estado de ánimo también puede llegar a ser variable.
• Socialmente se nos exige estar siempre felices y guap@s. Con la llegada de la primavera esto se acentúa aún más. Comienza la llamada “operación biquini”. Que llega con y cómo la primavera, casi sin avisar y sin darnos tiempo a adaptarnos a descubrirnos, a mostrarnos ante los demás tal y como somos física y psicológicamente.
• Predisposición genética: es decir, si algún familiar ha padecido o padece depresión podemos sufrir más alteraciones en el estado de ánimo y en esta época es posible que se desencadene una vez más o nuevamente.
Por todo ello, las personas que no están felices en ese momento de su vida por diferentes razones, por que están atravesando un momento de pérdida familiar, de pareja, laboral… se sienten abatidos, su cerebro lleva tiempo haciendo un sobreesfuerzo y la llegada de la primavera hace que su estado anímico fluctúe aún más. Además de sentir no sólo la presión atmosférica, sino una más fuerte, la social.
A nivel social: estaría bien que aprendiéramos a respetar los procesos emocionales de cada persona sin juzgarlos, aceptar que cada cuerpo es diferente y es lo natural, que no existen dietas milagrosas ni para el cuerpo ni para la mente. Que todo lleva su tiempo y a veces hay que aprender a esperar y en muchas ocasiones a aceptar/nos.
A nivel individual: para prevenir este tipo de trastornos sería bueno conocernos bien a nosotr@s mism@s. Hacer una “operación biquini” en nuestro cerebro y redescubrirnos cada día para poder mostrarnos a los demás tal y cómo somos y sentimos y para ello a veces necesitamos ayuda profesional.
Si ya estamos tristes: Contar con el apoyo social de amigos y familiares; pertenencia a grupos de personas que tengan nuestros mismos intereses y aficiones, ejercicio suave al aire libre como pasear y disfrutar de las maravillas que la naturaleza nos ofrece. Intentar seguir los mismos horarios de comida, sueño (podemos utilizar si la luz nos molesta un antifaz), comer alimentos que favorecen la regulación del sistema nervioso (garbanzos, pescado azul, frutos secos sobre todo nueces y almendras, cebolla, espinacas, berros, canónigos, pomelos, plátanos, chocolate negro etc…), hacer aquellas cosas que siempre nos han gustado y con las que hemos disfrutado anteriormente.
…y sobre todo consulta con un especialista (psicólog@, médic@…) quien te entenderá, orientara y ayudará a hacer tu propia “operación biquini”